Maqueta de Emérita Augusta (Mérida) en el Museo Nacional de Arte Romano. |
Situada a las orillas del rio Guadiana, Mérida posee un conjunto arqueológico importante al haber sido capital de provincia romana de Lusitania y del reino hispano visigodo. Aunque existen vestigios anteriores a la llegada de los romanos (dolmen de Lácara) puede decirse que la ciudad de Emérita Augusta surgió como guarnición militar romana y posteriormente se configuro como una relevante urbe, fundada en el 25 a. C por Publio Carisio (Octavio Augusto) quien situó en este lugar de la Lusitania a las legiones de soldados eméritos jubilados con honor del ejercito de Roma. Mérida se convertiría en uno de los centros políticos, culturales y administrativos más importantes de la Hispania romana y una de las ciudades más prósperas, como menciona el poeta latino Ausonio, situándola en el noveno lugar entre las más destacadas del imperio, y considerándola capital de Hispania y del Norte de África.
Los vestigios de esta importante
ciudad son conocidos en desde
tiempos remotos. Acerca del coleccionismo y la recogida de restos, salvo
algunas noticias aisladas en la Edad Media, se conoce la recolección de
esculturas e inscripciones desde el siglo XVI, a pesar de ello, muchos de los
valiosos ejemplares rescatados tuvieron un destino fuera de Mérida hacia otros
puntos de España o inclusive del extranjero. Sera a comienzos del siglo XIX
cuando la idea de la creación de un Museo de la ciudad toma fuerza. Sin embargo
el proyecto no arranca hasta 1838 cuando nace por Real Orden el Museo
Arqueológico de Mérida en el antiguo Convento de Santa clara a consecuencia de
la Desamortización de Mendizábal.
Vista del Teatro y Anfiteatro Romano de Mérida |
En 1910 se produce el inicio de
las grandes excavaciones en Mérida del Teatro y el Anfiteatro bajo la dirección
del arqueólogo José Ramon Mélida y finalmente inician las excavaciones
definitivas. Este momento coincide con el nombramiento de uno de los arqueólogos
responsables como primer conservador del museo, Maximiliano Macías. Posteriormente tras la guerra civil el nuevo conservador José Álvarez Sáenz de
Buruaga realiza una labor de empeño en dotar a la sede del museo de la
importancia que merecía, un objetivo que conseguirá fraguarse en 1975 cuando
con motivo de la celebración del bimiilenario de la ciudad se crea por Decreto
el Museo Nacional de Arte Romano.
Este momento supuso un punto
importante para la institución que paso a adquirir un carácter nacional lo que
lo posibilito la aspiración a ocupar una nueva sede. El aun por entonces
director Sáenz de Buruaga, se decantó por buscar la aproximación más cercana
del edificio a los yacimientos arqueológicos y los monumentos más relevantes de
la ciudad (teatro y Anfiteatro). Se
adquirirá un solar contiguo a estos y se encargará el proyecto al arquitecto
Rafael Moneo Vallés, quien a raíz de la obra del museo logra consagrar su
carrera profesional y renombre como uno de los arquitectos más reconocidos de
España. En la construcción del museo se puede percibir una clara inspiración por
en el mundo romano, con soluciones arquitectónicas reinterpretadas que se ven
aplicadas por todo el edifico.
Vista del interior del Museo Nacional Romano. |
El museo fue inaugurado por los
Reyes de España en 1986 con un nuevo director, José María Álvarez Martínez a la
cabeza. Asimismo se crean dos
instituciones ligadas a éste, la Asociación de Amigos del Museo y la Fundación
de Estudios Romanos. Finalmente Mérida es declarada Patrimonio de la humanidad
por la Unesco en 1993.
Como ejemplo de algunos de los
vestigios de la ciudad conservados en el museo encontramos una de las colecciones
más destacadas, la perteneciente a los retratos funerarios. Destacan
especialmente los ejemplares pertenecientes a los primeros decenios de vida de
la colonia romana entre los que aparecen cabezas-retratos que irían probablemente
encajados en estatuas de cuerpo entero. Estas estatuas estarían dedicadas a la decoración
de los mausoleos familiares. Por otro lado nos encontramos con los
bustos-retratos que podrían disponerse sobre peanas o pedestales y entre los
que destaca el conocido como “El Panadero” fechado entre los primeros decenios
del siglo I a.C y en el que se puede
apreciar el realismo del periodo republicano, señalando rasgos fisonómicos
particulares como la verruga. También cabe mencionar el contraste entre otros
dos de estos ejemplos de retratos funerarios. Por un lado una cabeza-retrato femenina
en el que podemos apreciar los dictámenes de la moda imperial en su peinado,
modelo puesto de moda por Faustina Minor, y por el otro el busto de “La Gitana” datada en el siglo I
d.C que muestra el mantenimiento y el
gusto por las tradiciones indígenas.
Silvia Rico Martínez A1
Bibliografía:
Web del Museo Nacional Romano de Mérida: http://www.mecd.gob.es/mnromano/home.html
DE LA BARRERA ANTÓN, J. L. El Museo Nacional de Arte Romano y la herencia clásica. Boletín de la Anabad, 1988, vol. 38, no 3, p. 119-128.
LEÓN, A. M., & MARTÍN, N. B. (2010). Los monumentos funerarios hispanorromanos y su epigrafía en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Una propuesta didáctica para alumnos de Cultura Clásica y Latín de ESO y del Bachillerato. Tejuelo: Didáctica de la Lengua y la Literatura. Educación, (7), 176-206.