miércoles, 2 de marzo de 2016

El coleccionismo de Rodolfo II


Rodolfo II retratado por 
Alonso Sánchez Coello 
pintor de corte de Felipe II
El emperador extravagante, así se conoce a Rodolfo II de Habsburgo (1552-1612), sobrino del monarca español Felipe II, el cual ocupó parte de su vida al coleccionismo, siendo uno de los mejores ejemplos de mecenas del Renacimiento.

Educado en la corte española desde los 11 hasta los 19 años, de su tío adquirió un rasgo positivo, el amor al arte el cual antepuso antes de sus obligaciones políticas o militares. Se cuenta que llegó a reunir 3000 obras de arte, creando en Praga una de las Cámaras de Maravillas o Wunderkammern más grandes de la época, superada únicamente por Fernando del Tirol en el Ferdinandeum de Ambras. Entendiendo Wunderkammern como lugares de reunión donde se acumulaban y exponían objetos procedentes de la naturaleza, obras de arte, curiosidades, instrumentos matemáticos y objetos en los que se mezclan la magia y la ciencia, siendo además una imagen del poder de los monarcas y príncipes, y de sus gustos y tendencias artísticas.

Maximiliano II y su familia
Giussepe Arcimboldo
Para entender la formación de la colección de Rodolfo II de Habsburgo, es imprescindible conocer algunos aspectos de su vida y personalidad. Hijo del emperador Maximiliano II de Habsburgo y María de Austria y Portugal, hija de Carlos V. De carácter débil y excéntrico fue muy aficionado a la alquimia, a la astrología y a la magia negra, viviendo siempre en un contexto de gran vida social, cultural e intelectual, rodeado de colecciones traídas de todas partes del mundo.

Proclamado emperador en 1576 hasta 1583 establecerá su residencia en Viena, hasta que ese año finalmente la fijará en Praga, convirtiendo a la ciudad en uno de los grandes centros culturales. Fomentó las artes, sobre todo la pintura, reuniendo a los mejores artistas de la Europa manierista como Hans von Aachen, Bartolomeo Spranger y el escultor Adrian de Vries.

Tanto en Madrid como en Viena, Rodolfo había aprendido el gusto por el lujo, las artes plásticas y el interés por la ciencia. Pero tuvo serios problemas para gobernar, dado su escaso nivel de inteligencia y su inestabilidad psíquica que le dificultaron la toma de decisiones. Tras fracasar en política y en su vida personal inicia un autoaislamiento, que le lleva a refigurarse en sus colecciones y excentricidades, entendiéndolas como objetos de recreación y divertimento así como un medio de afianzar la grandeza de su autoridad. Dentro de este coleccionismo es destacable el papel de los embajadores, los cuales le informaban del descubrimientos de objetos raros o de los asuntos relacionados con el interés del emperador por comprar algún objeto concreto. Adquirían todo tipo de obras procedentes de Europa y África, principalmente de las cortes italianas y españolas e igualmente actuaban de intermediarios entre los artistas y el emperador.

En su colección había obras de grandes maestros del momento como Leda de Correggio y pinturas de otros maestros europeos como Rafael, Tiziano, Leonardo, el Bosco o Cranach, pero igualmente se interesó por la escultura contemporáneo con bronces de los hermanos Leoni o de Giambologna. Sin embargo es de destacar la figura del pintor de corte, Giuseppe Arcimboldo que había trabajado anteriormente para Maximiliano II, es el artista más original de la corte rudolfina y el que gozó de mayores privilegios. Su universo pictórico se adaptó perfectamente al ambiente artístico y mágico de la corte y a la personalidad del emperador; tuvo mucho que ver en la creación del gabinete de curiosidades de Rodolfo II. Es de destacar sus cuadros fantásticos compuestos de flores, animales, verduras y objetos, entre los que más destacada es el Vertumno que representa el retrato de Rodolfo II como dios de los huertos como una alegoría de la autoridad y voluntad de gobernar del emperador, pretende enaltecer la figura de Rodolfo como emperador, porque todo lo que proviene de la naturaleza es digno de admiración.


Rodolfo II como Vertumno
Giussepe Arcimboldo (1590)
Retrato de Rodolfo II
Joseph Heintz el Viejo (1594)














Corona Imperial de Rodolfo II 
(1602)
También es destacable la figura de Hans van Vermeyen contratado para la realización de la corona de Rodolfo II (1602), es una de las mejores joyas de colección tanto por el valor artístico, el material y el iconográfico representando el cambio de sus últimos años de reinado cuando se produce la ruptura política con la corte de Madrid; está formada por una sucesión de perlas, esmaltes y complicados engarces de diamantes y rubíes, que se rematan con un gran zafiro sobre la cruz; y cuatro relieves que representan al emperador como héroe, rey y militar.


La característica más destaca del coleccionismo de Rodolfo II, es la atracción y curiosidad que éste sentía por la naturaleza, lo científico y lo irracional. Se interesó por la naturalia, las joyas y piedras preciosas, así como por los materiales exóticos, rompiendo con el gusto y la estética iniciada por su padre. Uno de los grupos más valiosos de la colección, son los que conforman las joyas y objetos preciosos, su interés radicaba en su valor económico y en la rareza y originalidad casi exclusiva de sus diseños. Entre las joyas que se enviaron desde la corte española destacan los regalos que hicieron Felipe II y la emperatriz María cargados de fuerte sentido familiar y dinástico, algunos de los más destacados son la Jarra de Jaspe, realizada por Paul van Vianen y una copa realizada sobre un cuerno de rinoceronte.
Copa de Neptuno (1590) hoy conservada en el Museo Lázaro Galdiano

Sin embargo el grupo de bezoares es el que resulta más curioso, tanto por la riqueza de los materiales como por su rareza, ya que se tratan de unas piedras o formación calculosa que se encontraba en el estómago de mamíferos, a la que se atribuyeron propiedades curativas. Este tipo de piezas se convirtió en casi una obsesión para Rodolfo II, el más destacable es el bezoar español de llama peruana con leones y rubies peruano, realizado entre 1560 y 1575.

Bezoar
Junto a estas piezas se exponían un sin fin de objetos curiosos y raros como cuernos, dientes, huesos, relojes, paisajes o pieles de animales raros, un ejemplo es el cuerno de rinoceronte adornado en España o Portugal con filigranas de oro, rubíes y perlas, que adquirió la emperatriz María y que regalo a su hijo en 1582.

 Decir que todas estas rarezas y objetos se acumulaban y se disponían desordenadamente a lo largo de cuatro habitaciones de su palacio de Praga sin una metodología museística, como se recoge en el diario de viaje de una embajada de Weimar en Dresden en 1654. Usaba cajas, denominadas almare en el antiguo inventario para los objetos de pequeño formato, arcas y mesas para exponer piezas mayores y/o guardar simplezas en sus cajones, asi como de las paredes colgaban todo tipo de cosas llamativas.

Para concluir diré que una de las vías para conocer la personalidad del emperador Rodolfo II es el estudio de su Wunderkammern en la que se refleja su gusto y personalidad; esta última se vio muy marcada por la corte española y por el legado de su padre Maximiliano II.

BIBLIOGRAFÍA
Jiménez Díaz, P., El coleccionismo manierista de los Austrias. Entre Felipe II y Rodolfo II.

García Ramos, M.D., Rodolfo II de Praga como mecenas y coleccionista: la formación del gusto.

Marta de Juan Martín, 02 de Marzo de 2016

1 comentario:

  1. Podemos considerar esta publicación como un gran artículo donde el lector puede aproximarse a la biografía de Rodolfo II, principalmente, en relación con su afán de coleccionista.
    María Álvarez

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